Santa Cruz / El Deber.- La segunda final de la Copa Simón Bolívar, entre Nacional Potosí y Guabirá, se disputará el domingo bajo estrictas medidas de seguridad. El comité técnico de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) ha sugerido a la dirigencia del club local redoblar el sistema de control para evitar incidentes como los lamentablemente ocurridos el año pasado en Tarija entre Ciclón y Destroyers.
Pablo Salomón, de la comisión técnica de la FBF, indicó que están haciendo las gestiones para garantizar el espectáculo y la integridad física de los jugadores de Guabirá. Una de las sugerencias es que se incremente el número de efectivos policiales (se dice que habrá 300 policías) y que se instruya la presencia de al menos cuatro fiscales para que puedan frenar cualquier acto de violencia.
Las garantías también deben abarcar a los árbitros, partiendo de la amarga experiencia que tuvo el FIFA Marcelo Ortubé en 2006. Entre otras sugerencias, la FBF solicitó concienciar a la gente para que no introduzca en el estadio objetos contundentes, como botellas de plástico.
El estadio Potosí, donde se jugará la segunda final, tiene capacidad para unas seis mil personas y preocupa que el alambrado esté muy cerca de la cancha (en el partido frente a Real Santa Cruz el estadio estaba repleto).
La posibilidad de cambiar de escenario (en este caso al “Víctor Agustín Ugarte”, ex Mario Mercado Vaca Guzmán) ni siquiera fue analizada, porque desde el inicio de la Copa Simón Bolívar, Nacional Potosí jugó todos sus partidos en el estadio de la Asociación de Fútbol Potosí, cuya construcción se inició en 1945 y fue concluida ocho años después.
Debido a que ese partido puede considerarse como de alto riesgo, porque se juega un cupo a la Liga, la dirigencia de Guabirá ha optado por no fomentar el viaje de sus hinchas a la Villa Imperial como en otras oportunidades.
Pablo Salomón, de la comisión técnica de la FBF, indicó que están haciendo las gestiones para garantizar el espectáculo y la integridad física de los jugadores de Guabirá. Una de las sugerencias es que se incremente el número de efectivos policiales (se dice que habrá 300 policías) y que se instruya la presencia de al menos cuatro fiscales para que puedan frenar cualquier acto de violencia.
Las garantías también deben abarcar a los árbitros, partiendo de la amarga experiencia que tuvo el FIFA Marcelo Ortubé en 2006. Entre otras sugerencias, la FBF solicitó concienciar a la gente para que no introduzca en el estadio objetos contundentes, como botellas de plástico.
El estadio Potosí, donde se jugará la segunda final, tiene capacidad para unas seis mil personas y preocupa que el alambrado esté muy cerca de la cancha (en el partido frente a Real Santa Cruz el estadio estaba repleto).
La posibilidad de cambiar de escenario (en este caso al “Víctor Agustín Ugarte”, ex Mario Mercado Vaca Guzmán) ni siquiera fue analizada, porque desde el inicio de la Copa Simón Bolívar, Nacional Potosí jugó todos sus partidos en el estadio de la Asociación de Fútbol Potosí, cuya construcción se inició en 1945 y fue concluida ocho años después.
Debido a que ese partido puede considerarse como de alto riesgo, porque se juega un cupo a la Liga, la dirigencia de Guabirá ha optado por no fomentar el viaje de sus hinchas a la Villa Imperial como en otras oportunidades.
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