domingo, 2 de diciembre de 2007

Se desató la locura. Guabirá vuelve a la Liga y Montero brinda por el regalo



o que empezó como un sueño terminó en realidad. En diciembre de 2006, un tal Tuffí Aré se lanzó a una loca aventura a la que muchos, de esos pesimistas que nunca faltan, no llegaría muy lejos. Su padre fue figura en Guabirá y de ahí nace la pasión de su actual presidente por la camiseta roja, que hoy flamea orgullosa desde lo más alto del mástil. Montero está de plácemes (bonito regalo) y la gente saluda con bombos y platillos el regreso de la Furia Roja al fútbol grande. El equipo, que en los últimos tres años sólo había sumado sinsabores en su intento por recuperar su plaza liguera, ha permitido esta vez a su pueblo embriagarse de emoción con este significativo y largamente esperado logro, volvió ayer a las calles para compartir en masa lo que al principio parecía una tarea imposible. La Copa Simón Bolívar, que acaba de ganar Guabirá, es el fruto de un año de trabajo en conjunto. Bandas de música, banderas rojas al viento, caras pintadas, saludos y abrazos se fusionaron después del último penal, en Cochabamba, anotado por Angola. La histórica plaza 2 de Diciembre de Montero, una vez más, fue el punto de encuentro para esta celebración.
Guabirá se le adelantó a Papá Noel con un bonito regalo para su pueblo futbolero, en vísperas de Navidad, con la satisfacción de haber cumplido la misión.

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