Mauricio Cambará F.
La invasión al campo de juego realizada por los hinchas de Ciclón en el estadio IV Centenario, durante el partido del domingo frente a Wilstermann (1-1), puede traer duros castigos al escenario, club y presidente del club, Hugo Buhezo. El caso lo tomará el Tribunal de Disciplina de la Federación Boliviana de Fútbol que preside Mario Monterrey y el fallo se puede conocer, según información a la que accedió este medio, en 20 días.
De momento se espera un informe ampliatorio del árbitro Peter Guerrero y también del veedor, Carlos López, que pertenece a la Asociación de Fútbol de Tarija. También se espera la denuncia de Guabirá y Wilstermann (están en proceso), los clubes que han sido afectados. De ahí para adelante comenzará un proceso corto para analizar los descargos. “No puedo hablar a título personal, mañana tendremos Consejo Central y ahí se informará todo”, dijo Cortez.
El Código de Disciplina de la FBF establece que si existe invasión del público a la cancha se castigará el escenario con el cierre, mínimo, durante seis meses y además, el club que auspicia de local no podrá actuar ahí durante un año.
El domingo no sucedió lo de 2006, es decir, que los hinchas no golpearon al árbitro ni a los jugadores, por lo que no quitarán puntos a Ciclón. Pero es casi un hecho que se aplicará las otras sanciones, establecidas en el artículo 40.
A ello se agrega el artículo 57 que se refiere a las obligaciones del club y en el que se conmina al local a garantizar el orden en los estadios. Esto no sucedió el domingo, porque hubo una lluvia de proyectiles que impactaron en la cabeza del arquero suplemente de Wilstermann, Dennis Cartagena, y en el muslo del lateral izquierdo Henry Bazán (ambos ya están recuperados). Por esta falta, Ciclón puede ser multado con una suma que va desde los $us 500 hasta los 5.000 (artículo 57 del mismo código).
El vocal Monterrey dijo que al Tribunal de Disciplina todavía no llegó documentación oficial sobre el caso.
De momento el partido de vuelta por el indirecto está programado para mañana en el Félix Capriles de Cochabamba y mientras se alista lo futbolístico, el presidente de Ciclón, Hugo Buhezo, dijo que “hay una mano negra” que apunta a perjudicarlos, en referencia a Mauricio Méndez, titular de la Liga, y a Orlando Jordán, de Wilstermann.
Buhezo, en riesgo
Las declaraciones de Hugo Buhezo, presidente de Ciclón, previo al partido frente a Guabirá (“No respondo por lo que hagan las masas si el árbitro no dirige bien”), le puede acarrear consecuencias. De acuerdo con el artículo 55 que se refiere a la incitación a la hostilidad a través de los medios de comunicación, el titular corre el riesgo de ser castigado por dos años y además sufrir una multa de $us 2.000 a 5.000. Buhezo ayer volvió a arremeter contra los directivos como lo hizo antes del partido contra Guabirá. Por cierto, los azucareros enviarán una denuncia formal que hará viable el proceso que lo tomará el tribunal de la FBF.
Ansiedad e impotencia causan violencia
Rodrigo Barahona / Sociólogo
Lo acontecido en la ciudad de Tarija en el partido entre Ciclón y Wilstermann por el ascenso y descenso de categoría debe ser visto como fruto de la ansiedad, la impotencia y la ira acumuladas en una afición que espera desde hace años el retorno del fútbol a esa capital.
Como los resultados esperados no se dieron en el último tiempo, es fácil que la desesperación se apodere de la gente y se canalice luego a través de comportamientos colectivos que pueden salirse fácilmente de control. La agresividad es una amenaza permanente en el fútbol de nuestros días y que va en constante aumento.
Sin embargo, al margen de estas demostraciones de descontento se debe considerar también ciertas actitudes asumidas por el presidente del club local, que con sus declaraciones alimentó, primero, la ilusión de los aficionados tarijeños, que pensaban que el retorno a la Liga estaba prácticamente asegurado y, segundo, predispuso a los seguidores de Ciclón a no aceptar otro resultado. Al final, la decepción fue tal que los hechos del domingo son por demás elocuentes. El fútbol debe ser visto como un ‘desestresante’, como una válvula de escape de pasiones y sentimientos reprimidos y acumulados en la vida cotidiana. Empero, la energía que libera puede tener cargas positivas o negativas. La positiva puede ser la satisfacción interior de las personas cuando ven ganar a su equipo. Y la negativa los cada vez más frecuentes actos de vandalismo dentro y fuera de los estadios. El peligro radica en que existe una delgada línea entre ambas, porque incluso la alegría puede derivar en euforia y esto es suficiente para desencadenar violencia.
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