El histórico Club Deportivo Bata, cuyas glorias entre las décadas del 50 al 80 dejaron huellas imborrables en la historia del fútbol departamental y nacional, tiene un itinerario digno de las mejores leyendas tanto por el sacrificio de sus dirigentes, como por sus hinchas y la presencia de jugadores nacionales y extranjeros que luego formaron parte de los sucesivos equipos de la selección nacional de fútbol.
La historia del Bata, el equipo zapatero, como lo llamaron desde su irrupción descollante en los campos deportivos de Cochabamba y el país, comenzó con la instalación de la fábrica de calzados en la pujante e industrial ciudad de Quillacollo, allá por la década de los 40.
Sin embargo, su consolidación como Club Deportivo Bata, fue resultado del prestigio de Quillacollo como semillero de grandes deportistas que practicaban el fútbol y el basquetbol con una verdadera “militancia” radical. Su afianzamiento como club profesional, también se debió al compromiso y empuje de los gerentes de Manaco, que tenían como prédica la ética del trabajo y la cultura física para un mejor desempeño productivo y arraigo de la marca.
El Bata, a lo largo de su historia, fue toda una escuela de grandes deportistas y parte esencial de la identidad de Quillacollo. Una identidad que se resiste a morir, pese a que dejó de participar en la Liga Profesional del Fútbol Boliviano de la que fue fundador.
MANACO Y BATA El 4 de junio de 1940, se fundó la empresa Manufacturas Nacionales Cochabamba, más conocida como Manaco, la cual un año después se instaló en la zona de Tacata, provincia de Quillacollo.
Los trabajadores, con el respaldo de la Gerencia de Manaco, fundaron el Club Deportivo Bata, solicitando su afiliación a la Asociación de Fútbol de Cochabamba (AFC).
El pedido de inscripción fue rechazado arguyendo que los reglamentos de la Asociación prohibían que sus clubes asociados lleven nombres de empresas de origen extranjero. Ante esta situación, se impuso la chispa e imaginación de Saúl Rivera, quien justificó que el denominativo de “Bata” no provenía del nombre de la multinacional del calzado, propietaria de la fábrica, sino que era un epítome de “Balompié Tacata”, ya que el club tenía asiento en la zona de Tacata. La ingeniosa exposición de Rivera fue aceptada como verídica y el club se afilió con ese denominativo.
El equipo zapatero irrumpe en el país
Tras cumplir con los requisitos legales para inscribirse en la AFC, prontamente Bata de Quillacollo se constituyó en un gran animador del fútbol cochabambino y el año 1954, conquistó el campeonato departamental, venciendo en la final al Club Aurora por 2-1.
Los trabajadores de la fábrica, para conmemorar el campeonato, confeccionaron un zapato deportivo gigante con el que dieron la vuelta olímpica. A partir de ese momento, el Club Bata de Quillacollo fue conocido en el país como el equipo zapatero.
En 1955 comenzó a disputarse el Campeonato Nacional Integrado con los doce mejores equipos de las asociaciones de La Paz, Oruro y Cochabamba, siendo designados representantes cochabambinos el último campeón, Bata de Quillacollo y el subcampeón Aurora.
Sin embargo, por una decisión de sus dirigentes, Bata renunció a participar, cediendo su plaza a Wilsterman, campeón de la categoría de Ascenso, el cual pasó a disputar el principal campeonato del país, sin haber jugado nunca en primera división.
Se atribuyó esa determinación, que generó malestar, al gerente General de Manaco, Vladimir Khek, pero con los años se pudo establecer que obedeció a decisiones superiores de la firma Bata.
El paso por el fútbol internacional
1955, un año para recordar
Según una inédita investigación realizada por Hugo Galindo Gómez, célebre deportista quillacolleño de basquetbol, el Club Deportivo Bata fue fundado por los trabajadores de Manaco el 20 de octubre de 1941, con el impulso de Vladimir Khek.
Entre otros fastos deportivos, en 1955, en su condición de último campeón departamental, Bata disputó su primer partido internacional enfrentando en el estadio Félix Capriles de Cochabamba, al representativo de Argentinos Juniors de Buenos Aires. El encuentro concluyó con un triunfo de los visitantes por dos goles a uno.
En 1957, divergencias entre dirigentes del fútbol nacional, condujeron a la disputa de dos torneos paralelos: uno con equipos paceños y el otro mixto con participación de Wilsterman, Aurora, Bata y Petrolero de Cochabamba, además de San José, Oruro Royal e Internacional de Oruro.
El representativo de Bata ocupó el cuarto lugar en la tabla final de posiciones, detrás de Wilstermann, Aurora y San José.
Entre 1958 y 1959, se retomó el Torneo Nacional Integrado, quedando Bata al margen de ese torneo y resignándose a participar en el campeonato de la Asociación de Fútbol de Cochabamba.
Tras una década dorada, Bata volvió. Una vez obtenido el retorno a la primera división, en 1970, la dirigencia determinó armar un “equipo-espectáculo”, recurriéndose al concurso de jugadores extranjeros, desplazando a las figuras locales y despilfarrando el dinero del club.
El comienzo de la década dorada
Bata se metió entre los mejores
A partir de 1960 se implementó el esquema de un certamen departamental, para que luego los campeones y subcampeones disputasen la Copa Simón Bolívar, clasificatoria a certámenes internacionales. En esa ocasión, Bata ocupó el tercer lugar, detrás de Wilsterman y Aurora, por lo que no pudo participar en el campeonato nacional.
Las discrepancias entre dirigentes de La Paz, Cochabamba y Oruro eran de nunca acabar, por ello en 1961 y 1962 no hubo un campeonato nacional. En Julio de 1963 se dio inicio a uno correspondiente a esa gestión pero sin la participación de equipos paceños.
En dicha ocasión, participaron Wilstermann y Aurora de Cochabamba, Bata de Quillacollo, San José de Oruro y Racing de Llallagua, jugándose a tres ruedas. Se alzó campeón Aurora, seguido de Wilstermann y San José.
Con el paso del tiempo, el recordado Vladimir Khek, abandonó la gerencia de la empresa y por consiguiente la presidencia del club, siendo reemplazado en primera instancia por José Batek y posteriormente en la década de los 60, por Voruslav Dolina.
Entonces, comenzó la denominada década dorada del club quillacolleño que culminó con la conquista del título de campeón departamental, gracias a un equipo compuesto casi completamente por jugadores locales.
En la parte técnica sobresalió Héctor Saavedra, formador de talentos y promotor de figuras a lo largo de los años que estuvo al frente de la Dirección Técnica del gran Bata.
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