Un dominio absoluto en las divisiones menores, la posibilidad de profesionalizarse como club, crear una legión de grandes deportistas, ofrecer una preparación ejemplar constante para sus entrenadores y convertirse en una máquina de cosechar títulos en Bolivia y fuera de sus fonteras, son solo algunas de las características que marcaron la labor de la Escuela de Fútbol Enrique Happ.
El eslabón que completó la cadena de la escuela en Cochabamba, cuyos lauros son hasta ahora irrepetibles y casi inimaginables en el fútbol nacional, fue uno y es el que derivó en el éxito sin parangón del proyecto de don Enrique Happ, un extranjero que fue el boliviano más dedicado al fútbol y quizás, el que más y mejores deportistas y personas formó en torno a su proyecto deportivo.
La preparación científica de los niños y sus profesores, así como la implementación de métodos aplicados en Europa sobre la alimentación y la salud de los deportistas fue simplemente una revolución en el balompié nacional que impactó desde finales de los 70 y se extendió por los 80, dejando una estela hasta mediados de los 90.
Fue tan grande la diferencia entre los chicos que se preparaban en Happ, con relación al resto de los clubes, que los tricolor funcionaban como una verdadera máquina.
La aplicación científica del método de Happ fue pionera y los frutos se ven aún. No solo formó buenos deportistas, también preparó grandes personas
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