La ACF fue fundada un 17 de agosto de 1917 gracias al impulso de sacerdote español Medardo Torres, que fue su primer presidente.
El ente matriz del fútbol cruceño transitó su periodo amateur hasta 1964 organizando torneos en los que fueron surgiendo numerosos clubes. Un año después, en 1965, comenzó la denominada ’era profesional’ en la primera ‘A’ con la participación de Destroyers, que fue su primer campeón, La Bélgica, Real Santa Cruz, Universidad, Guabirá, Oriente Petrolero y Blooming.
La época de mayor esplendor de la ACF se dio en la década de los años 70 y 80, cuando Édgar Peña Gutiérrez, considerado uno de sus mejores dirigentes, lideró una gestión que llevó el fútbol cruceño a los primeros planos del balompié nacional. La ACF creció en patrimonio y se convirtió en el semillero inagotable de destacados jugadores para las selecciones nacionales e incluso para apuntalar a varios clubes locales y del interior del país.
Hoy la ACF cuenta con más de 10 mil jugadores activos distribuidos en las categorías Primera A, Primera B, Ascenso (primera, segunda y tercera), Divisiones Menores y Liga Femenina.
A más de 100 años de su fundación, la matriz del fútbol cruceño se debate en una profunda crisis por la falta de un golpe de timón para corregir el rumbo en un tiempo de cambios y renovación ineludibles.
Delfo Limpias Méndez, periodista cruceño de dilatada trayectoria, considera que desde hace más de un cuarto de siglo, la ACF está venida a menos y atraviesa uno de sus peores momentos. “Hace 20 años que la ACF perdió el liderazgo dirigencial. Dejó de promover grandes jugadores y sus campeonatos no despiertan mayor expectativa porque son muy irregulares y han perdido competitividad”, dijo.
Y no se equivoca Limpias Méndez. La crisis ha tocado fondo en la ‘casa grande’ del fútbol cruceño. Sus cuadros directivos debieron renovarse, pero se han prorrogado indefinidamente en sus funciones porque la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) exige que sus asociaciones actualicen su Estatuto para después convocar a procesos eleccionarios.
La conducción de la ACF en los últimos tiempos ha sido enredada. Lilí Rocabado asumió el cargo de forma interina en 2016 tras la salida intempestiva del también interino Rony Ardaya, que renunció poco después de que tomara el mando Pablo Salomón, que se encontraba cumpliendo detención domiciliaria por supuestos actos irregulares.
Rocabado anunció hace un mes que el nuevo Estatuto está en proceso de elaboración y que en agosto se celebrarían las elecciones. Pero la pandemia dejó a la ACF sin estatuto, sin renovación, sin campeonatos y en una interminable incertidumbre.
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