La Asociación de Fútbol Cochabamba (AFC) cumplió ayer 94 años de vida institucional, en medio de una división que poco o casi nada le permitió avanzar en todo este tiempo.
Desde marzo de 2011, las facciones de la AFC se vieron confrontadas por una votación en favor del presidente de la Asociación Nacional de Fútbol (ANF) de aquel entonces, Jorge Justiniano, además de una presunta vulneración de estatutos.
Ese conflicto ha dejado maltrecho al balompié valluno, mucho más porque en los últimos años los jugadores y clubes se han visto perjudicados.
Por un lado, está la asociación de Rolando Aramayo, la cual goza del apoyo de la mayor cantidad de clubes y es reconocida por la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), empero no recibe apoyo para el uso de escenarios deportivos.
Al frente está la presidida por Jhonny Villarroel, que goza del apoyo del Servicio Departamental del Deporte (Sedede), pero sus torneos no son reconocidos por la FBF.
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