Una de esas personas es Ramón Silvano Serrano Peralta, un técnico que respira fútbol y a su vez forma generaciones de deportistas en esta disciplina. Él nació el 6 de diciembre de 1950 en el barrio de Palermo en Buenos Aires, República Argentina.
Su escuela en la primaria fue Pío XII y salió bachiller del colegio Óscar White. Desde que era muy joven su mirada estaba puesta en el deporte de multitudes, primero como jugador y luego el destino le tendría preparado una sorpresa, ser técnico para lograr varios lauros.
"Vi en el fútbol una pasión, como todo argentino, nacemos con la pelota en los pies. Empecé en el fútbol por vocación, pero también mi hermano mayor Miguel Ángel Serrano me motivó en mis primeros años. Él era quien me sacó de la calle para llevarme a un club que se llama Libertador, ahí empecé a jugar en campeonatos de barrio, de la Asociación de Fútbol. A los 14 años ya jugaba con gente mayor y me llevaron a las inferiores del Club Atlanta", recordó.
Decíamos que se inició como jugador de fútbol, vistió las casacas de los equipos: Club Atlanta, Esportivo Palermo, Colegiales, Armenio y Central Argentino.
En lo mejor de su carrera deportiva, su vida daría un giro, pero se mantendría vinculado al mundo del fútbol, esta vez no como jugador, sino como estratega.
Cuando tenía 28 años llevaba a sus hijos a la cancha a entrenarlos, con el afán de que sean como él, pero con el paso del tiempo se fueron aglomerando más niños en la cancha.
"Un día se apareció un chiquito, más tarde jugaría en Racing, Ortiz apellida. Me dice, don Ramón porque no nos entrena, entonces, fundé un equipo que se llamaba los Diablos Rojos de Adroguez en el año 79, 80 todavía era jugador de fútbol. Después fundamos un equipo que se llamaba Deportivo Roca, jugábamos en una liga provincial donde era jugador y técnico", señaló.
Entre 1982 y 1985 dirigió San Martín Bursaco en la categoría infantil. A partir de ese momento se inmiscuye más como técnico, aprendiendo como ayudante de campo, en principio y luego haciendo una serie de cursos, uno de los más importantes y que lo califica como técnico, fue en el Instituto de Capacitación para Técnicos del Fútbol Argentino, corría el año 1993. Su maestro fue un ex jugador de Racing Roberto Cantore. También recuerda el nombre de uno de sus mentores como fue Hugo Vargas.
El mérito de Serrano fue la capacitación constante una vez de obtener su título y no se desmarcó en ningún instante de la misión que el fútbol le tenía. Fueron varios técnicos que le compartieron sus conocimientos como Marangoni, Haberger, por solo mencionar a dos de muchos que sembraron en Serrano, semillas que a la larga las cosecharía con éxito.
A partir de 1997 luego de quedar viudo viene a Bolivia, con toda esa sapiencia conseguida. Luego se casa con una orureña Tylda Ortiz Morales en Buenos Aires, quien en todo momento fue la persona que se encargó de motivarlo para que transmita sus conocimientos en esta tierra.
"Transmití todos los conceptos del fútbol que tengo. Además, vi en la dirección técnica como algo vocacional y ahora es mi forma de vida", afirmó.
Llegó a Oruro y Serrano fundó inmediatamente su escuela de fútbol. Una vez en el camino, conoció a un dirigente deportivo de nombre Germán López, quien le contacta con los dirigentes de Deportivo La Joya. Recibe la invitación para dirigir a este club, dando así los primeros pasos o como dijo Serrano, "todo se dio con la mano de Dios".
Su primera alegría fue que le den trabajo en un deporte que le gusta, como es el fútbol. Haciendo referencia a clubes, cuando dirigió a San Martín de Bursaco, varios de sus jugadores pasaron a formar parte de elencos de la primera división argentina, como Racing, Lanús, Banfield, entre otros clubes del extranjero como Mallorca de España. Un boliviano que también formó y se fue a las inferiores del Real Madrid fue Lían Ramírez, con apenas diez años.
Entre otros halagos está por ejemplo el haber llevado a Deportivo La Joya a la Copa Simón Bolívar, también se encargó de hacer campeón a Ingenieros, a Escara, por mencionar solo a algunos, porque Oruro le abrió las puertas en distintos clubes, no solo de fútbol, sino también de futsal, con los que también salió con el título de campeón.
Su sueño está aún vigente, y es el de llevar al equipo que dirige actualmente a la Liga Profesional del Fútbol Boliviano.
"La base de mi trabajo se divide en dos partes. El fútbol es arte y ciencia. La parte artística y la parte científica. Hago hincapié en lo técnico, priorizo en mejorar al jugador, técnica y físicamente, para luego plasmar en lo colectivo. En lo filosófico, siempre priorizaré el buen trato del balón, intentar tener jugadores de muy buen pie. Jugar un fútbol vistoso y efectivo", resaltó.
Para Serrano la dirección técnica le dio conocimiento deportivo, de vida, la posibilidad de conocer otros países y colegas de prestigio, además de amistad.
"La dirección técnica en Oruro me dio todo eso. También estoy muy agradecido al periodismo deportivo en general porque todos me siguen tratando con mucho respeto", afirmó al indicar que todos esos aspectos le formaron como persona.
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