Alrededor de las 9:45, una marcha de la AFC no reconocida y apoyada por personas ajenas al fútbol cochabambino se congregó en las puertas del edificio de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).
A la cabeza de Jhonny Villarroel, titular de este ente, la AFC no reconocida exigió una reunión con el Comité Ejecutivo de la FBF.
Una vez concedido el pedido, a la reunión ingresaron Villarroel, Windsor del Llano, Marco Jaldín y su asesor Víctor Hugo Pérez.
Mientras la reunión se instaló entre las partes, los marchistas intentaron ingresar al edificio para tomar el mismo y agredieron al guardia de seguridad privada.
Similar suerte corrió el dirigente de Bolívar Wálter Zuleta, a quien acusaron de ser "amigo" de Carlos Chávez.
Lo propio sucedió con Hormando Vaca Diez, secretario general de la Liga, quien fue expulsado del edificio a empujones. Desconociendo la identidad de los agredidos, los marchistas sólo se limitaron a insultarlos y amedrentarlos.
Una vez que concluyó la reunión, Villarroel salió a la palestra y comunicó a los marchistas que la Asociación Nacional de Fútbol (ANF) resolverá el conflicto hasta el 4 de septiembre.
"Hay un compromiso verbal y las situaciones se tocarán en el congreso. Esto podría definir nuestra restitución a la cabeza de la AFC", dijo Villarroel, quien celebró el apoyo de Zuleta que instantes antes fue agredido.
Posteriormente, la FBF dio un plazo de 30 días a la ANF para solucionar el conflicto, algo que fue rechazado por los iracundos disidentes que en pleno desconocimiento de la norma siguieron insultando a los presentes.
Ante este conflicto, Freddy Cortez, presidente de la ANF, indicó que una posible solución al problema pasa por una nueva elección, propuesta que fue rechazada por la facción no reconocida.
"Estamos en condiciones de resolver el problema, veremos los mecanismos de una elección para normalizar a la AFC", indicó Cortez.
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